CARMEN PEDRERO, GANADORA DEL XIII PREMIO BIENAL DE POESÍA JOVEN EMILIO ALFARO HARDISSON

 


FALLO DEL JURADO DEL XIII PREMIO BIENAL DE POESÍA JOVEN EMILIO ALFARO HARDISSON 2022

 

La poeta Carmen Pedrero, natural y residente en Madrid, ha ganado el XIII Premio Bienal de Poesía Joven Emilio Alfaro Hardisson que convoca el Ateneo de La Laguna.

El Ateneo de La Laguna se complace en dar a conocer el fallo del XII Premio Bienal de Poesía Joven Emilio Alfaro Hardisson 2022.

El jurado, conformado en esta edición por los poetas Antonio Martín Piñero, ganador de la edición anterior, Luz Pichel y Juan Andrés García Román, ha decidido conceder el premio por unanimidad al libro Nadie sabe lo que siente un gato cuando se lame las patitas, cuya autora, una vez leída la plica, ha resultado ser Carmen Pedrero.

Carmen Pedrero (Madrid, 1996) termina sus estudios de dirección cinematográfica en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid en junio de 2021. Su cortometraje final, Vientos de primavera, está actualmente en fase de distribución, habiendo tenido su estreno internacional en el Festival de Cine de Karlovy Vary, en la sección Future Frames, y su estreno nacional en el Festival de Cine de Huesca, donde ha obtenido el Premio Danzante a la mejor ópera prima.

Después de terminar sus estudios en la ECAM, Carmen Pedrero filma su primera película, Daytona, actualmente en postproducción y seleccionada en el Atlántida Mallorca Talent Lab 2022, y comienza a preparar La idea de una isla, cortometraje de ficción experimental, seleccionado en el laboratorio WoS Fabrique 2022. También comienza el montaje del documental La tristeza del murciélago, un retrato íntimo del entorno que le rodea filmado con su videocámara durante los últimos dos años.

En verano de 2022 filma Los días futuros, cortometraje de ficción, y Los azules, cortometraje documental.

Carmen Pedrero se orienta hacia un cine poético de vivencias personales. También escribe poesía de manera habitual. Le interesa la poesía surrealista, las corrientes de poesía postmodernas y la poesía experimental.

Tal y como establecen las bases del premio, los miembros del jurado han sido el ganador de la edición anterior, Antonio Martín Piñero, y dos escritores de reconocido prestigio, los poetas Luz Pichel y Juan Andrés García Román.

Al premio, destinado a autores menores de 28 años que no hayan publicado hasta el momento ningún poemario, se han presentado en esta edición 19 manuscritos recibidos desde diversos lugares de España.

Como es sabido, el premio rinde homenaje a la figura de Emilio Alfaro Hardisson (Zaragoza 1966-2004), quien vivió sus últimos veinte años en Santa Cruz de Tenerife. Historiador, se dedicó profesionalmente a la archivística. Realizó varias incursiones en el mundo del cómic y en el de la animación de cine junto a Santiago Alonso. Fue autor de diversos libros y artículos de investigación sobre su especialidad como historiador: la navegación en el siglo XVI. En 2004 publicó el libro de relatos Ánimo, valor y miedo y el año siguiente, ya póstumamente, su poemario Ceniza en un puño.

El jurado ha encontrado que el libro titulado Nadie sabe lo que siente un gato cuando se lame las patitas, de Carmen Pedrero, presenta una escritura plena de hallazgos, llena de espontaneidad, frescura, lirismo, construcciones rupturistas y juegos tipográficos que muchas veces son encantadores y desvelan un olfato o intuición poéticos realmente prometedores. Estamos ante un poemario con ese algo misterioso de la poesía que, pese a todo, se revela, es revelación. Resulta difícil construir un planto con tanta verdad y a la vez con tanto respeto a la sensibilidad de los lectores y a su propio recuerdo. Lo más trágico queda tan bien construido que es la construcción lo que emociona. Y lo que hace que la historia emocione. Hay una retórica propia, eficaz por lo sencillo, como de una joven poeta a la que nadie le hubiera dicho “la poesía tiene que ser esto”. Como si nunca hubiera escuchado palabras como metáfora, métrica, romanticismo. Como alguien que ha ido guardando papeles y papeles en la mesilla y sabe mucho porque escribió ya mucho, leyó ya mucho, vivió y le dolió ya la vida mucho, pero no se queja, no quiere hacer llorar, sólo quiere contarlo, quiere jugar y llorar a la vez, quiere seguir jugando, escribiendo esta especie de carta de amor.

 


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